Hace un tiempo vi una imitación que hacía Kramer a Enríquez-Ominami. Pensé que era una caritcatura excesiva del diputado. Era imposible que hablara así de ráido, que no se le entendiera nada, pero NADA y que al final de cada frase, invitara a votar por él. Bueno, hoy lo comprobé. Y si yo hablo rápido y mi dicción no es mi mejor cualidad, él me superó.
seguir lo que dice es todo un reto. Aunque debo decir que el ritmo tiene cierta gracia. No me adhiero a su posición política, pero no niego que es todo un personaje y que varias de sus comentarios son bastante atinados.
Pero fue hoy su llamado a votar por él, frente a más de 100 alumnos de periodismo, lo que innevitablemente me llevó a la imagen de Kramer, con su peluca, sus gestos, terno y corbata negra. Y por supuesto, su particular ritmo al hablar.
jueves, 24 de septiembre de 2009
domingo, 20 de septiembre de 2009
Penélope
http://www.youtube.com/watch?v=nBSItZ4T86I
Cuando vi esta película se convirtió automáticamente en una de mis favoritas.
Qué es exactamente lo que me cautivó de ella... lo mágico que tiene.
Crecemos escuchando historias de fantasia que con el tiempo quedan en el olvido. Nos forzamos a creer que la vida no es así. Que no es posible que vivamos en un cuento de hadas. Pero, ¿por qué no?
Es que cuando pensamos que esas historias solo se dan con castillo y príncipe azul incluido, que nuestro prícnipe encantado tiene que seguir tales características para que la historia sea completa, hace que la posibilidad que vivamos nuestro propio cuento de hadas sea nula.
Nadie quiere creer que esa vida sí existe.
Sin embargo, hay algo que no se debe olvidar. Para que ocurra todo esto hay que partir por uno. Grave problema.
Aceptarnos tal cual somos parece ser uno de los grandes desafíos de estos días.
Y sí, puede ser que Penélope esté exagenrando, para algunos hasta caricaturizando la situación.
Para mí, le está poniendo otros ojos, unos ojos máginos que nos lleva a volver a creer en los cuentos de hadas.
Cuando vi esta película se convirtió automáticamente en una de mis favoritas.
Qué es exactamente lo que me cautivó de ella... lo mágico que tiene.
Crecemos escuchando historias de fantasia que con el tiempo quedan en el olvido. Nos forzamos a creer que la vida no es así. Que no es posible que vivamos en un cuento de hadas. Pero, ¿por qué no?
Es que cuando pensamos que esas historias solo se dan con castillo y príncipe azul incluido, que nuestro prícnipe encantado tiene que seguir tales características para que la historia sea completa, hace que la posibilidad que vivamos nuestro propio cuento de hadas sea nula.
Nadie quiere creer que esa vida sí existe.
Sin embargo, hay algo que no se debe olvidar. Para que ocurra todo esto hay que partir por uno. Grave problema.
Aceptarnos tal cual somos parece ser uno de los grandes desafíos de estos días.
Y sí, puede ser que Penélope esté exagenrando, para algunos hasta caricaturizando la situación.
Para mí, le está poniendo otros ojos, unos ojos máginos que nos lleva a volver a creer en los cuentos de hadas.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Quizás
Quizás soy yo o mi estado de ánimo o mi edad o quizá todo junto. Aún no lo sé y me parto la cabeza, pensando por qué.
Nunca tuve muy claro lo que quería ser "cuando grande". Profesora primero, después parvularia, y que fue lo que más duró, hasta que me di cuenta que mi paciencia no duraría para siempre. Después vino la confusión. Qué estudiar. Qué hacer de mi vida. Siempre fui de la idea que si uno hace lo que realmenete quiere lo puede lograr y ser exitoso. Sigo pensando lo mismo. El problema es otro. Qué es lo que realmente uno quiere.
Quiero ser exitosa, pero en qué? en qué aspecto de mi vida.
Estudié periodismo porque... aún no lo sé. Y eso es lo peor. En los años que ha durado la carrera uno se va dando cuenta de qué hace falta para ser un buen periodista y quien tiene lo necesario para lograrlo. En ese camino te das cuenta que te falta mucho, demasiado. Que quizás no tomaste el camino correcto. El problema es cual es el camino correcto.
Ser periodista te abre muchas puertas, te permite hacer muchas cosas, pero no sé por qué no las puedo descubrir.
Quiero pensar que fue la mejor decisión que pude haber tomado. Pero no sé por qué no puedo verme como tal.
A veces siento que quiero hacer muchas cosas, pero me vuelvo realista. Es una pena no saber qué hacer a los 23 años. Sí, lo sé. Soy una cabra chica y todavía me queda mucho por aprender. Pero no puedo estar a un paso de titularme y no ser capaz de encontrar una práctica porque simplemente no creo que sea lo mío.
Lo más seguro es que muchos jóvenes de mi edad se estén cuestionando lo mismo. Qué pasa entonces que no podemos decidirnos. ¿Es el tiempo que vivimos que no permite que nos enfoquemos en lo que realmente queremos? ¿O esa incapacidad para conocernos y descubrir nuestras habilidades? ¿O debo hablar solo por mí? Quizá debería hacerlo. Dejar de hablar por los demás. Quizás todos son felices con sus decisiones. Quizás todos serán unos excelentes profesionales. Quizás todos serán increíblemente exitosos. Quizás. Bueno, solo quizás.
Nunca tuve muy claro lo que quería ser "cuando grande". Profesora primero, después parvularia, y que fue lo que más duró, hasta que me di cuenta que mi paciencia no duraría para siempre. Después vino la confusión. Qué estudiar. Qué hacer de mi vida. Siempre fui de la idea que si uno hace lo que realmenete quiere lo puede lograr y ser exitoso. Sigo pensando lo mismo. El problema es otro. Qué es lo que realmente uno quiere.
Quiero ser exitosa, pero en qué? en qué aspecto de mi vida.
Estudié periodismo porque... aún no lo sé. Y eso es lo peor. En los años que ha durado la carrera uno se va dando cuenta de qué hace falta para ser un buen periodista y quien tiene lo necesario para lograrlo. En ese camino te das cuenta que te falta mucho, demasiado. Que quizás no tomaste el camino correcto. El problema es cual es el camino correcto.
Ser periodista te abre muchas puertas, te permite hacer muchas cosas, pero no sé por qué no las puedo descubrir.
Quiero pensar que fue la mejor decisión que pude haber tomado. Pero no sé por qué no puedo verme como tal.
A veces siento que quiero hacer muchas cosas, pero me vuelvo realista. Es una pena no saber qué hacer a los 23 años. Sí, lo sé. Soy una cabra chica y todavía me queda mucho por aprender. Pero no puedo estar a un paso de titularme y no ser capaz de encontrar una práctica porque simplemente no creo que sea lo mío.
Lo más seguro es que muchos jóvenes de mi edad se estén cuestionando lo mismo. Qué pasa entonces que no podemos decidirnos. ¿Es el tiempo que vivimos que no permite que nos enfoquemos en lo que realmente queremos? ¿O esa incapacidad para conocernos y descubrir nuestras habilidades? ¿O debo hablar solo por mí? Quizá debería hacerlo. Dejar de hablar por los demás. Quizás todos son felices con sus decisiones. Quizás todos serán unos excelentes profesionales. Quizás todos serán increíblemente exitosos. Quizás. Bueno, solo quizás.
jueves, 10 de septiembre de 2009
La primera palabra
Segunda vez que tengo un blog. La primera vez fue por un ramo de la universidad. No sabía que escribir, asique subía reportajes que había escrito para algún ramo o una que otra foto que nos pedían para que aprendiéramos a photshopear. Nunca aprendí.
Cerré la cuenta. O así lo recuerdo. Eso ya hace dos años.
Hoy decidí crear un blog para mí. Para escribir cuando quiera hacerlo. No sé cuanto me irá a durar esta vez. Espero que más que el anterior.
Saludos,
Paci
Cerré la cuenta. O así lo recuerdo. Eso ya hace dos años.
Hoy decidí crear un blog para mí. Para escribir cuando quiera hacerlo. No sé cuanto me irá a durar esta vez. Espero que más que el anterior.
Saludos,
Paci
Suscribirse a:
Entradas (Atom)